Esther Ferrer es una artista española considerada de las mejores de su generación y principal representante del arte performance en España. En la década de los sesenta, su corriente es minimalista y conceptual, centrada también en feminismos de la época. Su minimalismo es muy particular, ya que se caracteriza por ser a menudo absurdo y tener cierto humor. Busca formas diversas de comunicación.
En esta exposición, "Todas las variaciones son válidas, incluída esta", hace énfasis en el paso del tiempo mediante una serie de autorretratos. También utiliza el cuerpo como vehículo crítico.
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